domingo, 14 de febrero de 2016

El matrimonio no es el fin de la conquista

Pertenecemos a una cultura a la cual se nos ha dicho desde siempre que luego del matrimonio "vivieron felices para siempre" y sin embargo nunca nos han contado cómo se convive en matrimonio, cuantas veces sueles discutir porque él deja mojada la tapa del water, cuanto tiempo se demora ella en maquillarse, dónde deja tirada él las toallas o los calcetines o cuanto se demora ella en elegir una prenda.

Está demostrado científicamente que el amor nace desde el cerebro. Nuestro cuerpo se llena de hormonas que nos hacen incrementar la presión sanguínea, provocar sudor en las manos, rubor en la piel y taquicardia cada vez que estamos frente a nuestra pareja. El deseo sexual se incrementa, nuestra euforia aumenta, se cambia nuestro humor, somos los "Reyes del mundo" como decía Leonardo di Caprio en el Titanic (antes de hundirse claro).

Científicos aseguran que los compuestos químicos que el cuerpo segrega cuando está enamorado suelen ser tan o más adictivos que una droga y sin embargo también están de acuerdo que esta "droga" únicamente permanece en el cuerpo del enamorado a lo más 4 años. No es casual entonces que según el portal de citas extramatrimoniales Ashley Madison, los latinos empiezan a buscar otras mujeres luego de 4 0 5 años de matrimonio. Biológicamente es muy difícil que un cuerpo pueda resistir más de 4 años con este cóctel hormonal pues sus niveles de stress serían elevados y podría colapsar.

Sin embargo ¿Qué mantiene unidas a las parejas durante tantos años?, ¿cómo es posible que existan parejas que se mantengan juntos, felices y fieles durante décadas e incluso puedan morir de amor cuando uno de ellos parte?.

Científicos e investigadores están de acuerdo que con el tiempo las parejas llegan a una nueva fase, la fase del apego, el cual si bien no posee el cóctel hormonal estresante de la fase de la pasión, une más a las parejas.

Nos une durante esta fase a la pareja no solamente el tema de la familia o los hijos, sino también la calma, la seguridad, la estabilidad, la admiración, el respeto, el compromiso, la ternura, el amor y la complicidad en la pareja. La pasión sexual, si bien ya no tan intensa como en los primeros años, no por ello deja de ser menos placentera. El amor y la ternura permanece, ya no existe tanta euforia y sin embargo la sensación de confianza y plenitud se mantienen. Un abrazo o una caricia pueden ser tan o más placenteros que un orgasmo. La pareja deja de idealizarse para convertirse en humana, con defectos y con virtudes y a pesar de ello o junto a ello, quererla aún más.

Recuerdo hoy aquel memorable discurso de Spencer Tracy en aquel maravilloso film de los años 60  Adivina quien viene a cenar esta noche en donde responde a una señora que lo acusa de ser un viejo acabado que ya no recuerda lo que es el amor y lo que siente un joven enamorado: "Sé exactamente lo que él siente por ella y no hay nada, absolutamente nada que su hijo sienta por mi hija que yo no siente por Cristina. ¿Viejo?, Si, ¿Acabado?, ciertamente, pero puedo decirle que los recuerdos aún existen, claros, intactos, indestructibles, y seguirán ahí aunque viva 110 años...lo único que importa es lo que ellos sientan el uno por el otro y si es la mitad de lo que nosotros sentimos, eso ya es demasiado".

Existe una hormona que nunca debe faltar en las parejas y es la oxitocina, la hormona del amor, la hormona que nos aleja de la rutina y del stress, la hormona que se activa en cada caricia y cada abrazo. Solemos creer internamente que el matrimonio es un fin y un objetivo y sin embargo es simplemente una parte dentro de un camino que decidimos recorrer y que no solo no se termina nunca sino que cada vez se enriquece mucho más.

No es el tiempo quien diluye al amor, sino nuestra falta de enfoque hacia el camino emprendido. Recuerda entonces, el matrimonio no es el fin de la conquista, se conquista todos los días.






sábado, 16 de mayo de 2015

Nuestras creencias limitantes

El 6 de mayo de 1954 se producía un hecho sin precedentes. Roger Bannister, atleta norteamericano, se convertía en la primera persona en superar correr una milla en menos de 4 minutos, Hasta esa fecha, superar esa marca no solo era visto como imposible sino que científicos afirmaban que tan solo intentarlo podría traer graves consecuencias a la salud de los atletas y hacer peligrar su propia vida. Roger Bannister lo hizo. 46 días después, su tradicional rival también rebajaba los 4 minutos y durante los años siguientes, romper dicha marca de 4 minutos se convirtió en algo natural.

¿Qué había pasado?, simplemente que durante mucho tiempo los atletas estuvieron invadidos por creencias limitantes que impidieron lograr llegar a ese resultado y bastó que tan solo uno de ellos alcanzara el objetivo para que todos pudieran llegar con facilidad.

¿Cuántas veces nos hemos dicho que nunca podremos llegar a cumplir algún sueño u objetivo?. ¿Recuerdas el resultado?. Lo más probable es que tu auto profecía se cumplió. Somos resultado de nuestros propios pensamientos. Nuestros pensamientos son predicciones de nuestro futuro.

¿Y si cambiamos esos pensamientos por pensamientos que nos lleven a cumplir lo que queremos?.

Si deseas ser o tener algo no es suficiente únicamente imaginarlo ni desearlo sino también actuar como si ya lo eres o lo tienes. ¿Por qué cuando crecemos dejamos de imaginar y creer igual a como lo hacíamos desde niños?.

“Saca toda la basura que hay dentro de ti”, decía el personaje de Nick Nolte en esa brillante película llamada “Guerrero pacífico” (demás está decir que te la recomiendo). Es cierto. Al igual que al alimentarnos solemos llenar nuestro cuerpo de restos tóxicos que enferman nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y creencias limitantes contaminan nuestra mente y la programan para cumplir aquello que pensamos…precisamente aquello que decimos no desear pero con nuestros pensamientos lo atraemos.


Somos un resultado y nuestra mente nos programa para cumplirlo. No pierdas el tiempo llenado de basura tu mente, libérate.

domingo, 23 de noviembre de 2014

La importancia de disfrutar el proceso y no solo el objetivo

Suelen educarnos para creer que la felicidad y el placer se encuentra en el resultado y no en el proceso. En la escuela nos enseñan a estudiar muy duro para obtener una alta calificación, en el trabajo nos estimulan a dar lo mejor que tengamos para alcanzar una cuota de venta o un objetivo planificado, en el deporta nos dicen que la gloria está en el triunfo, en la vida de pareja damos todo por conseguir el amor de un hombre o una mujer con el fin de alcanzar nuestro objetivo final: matrimonio, en el sexo solemos darlo todo para alcanzar un orgasmo como si todo el placer de un encuentro sexual se basa en el orgasmo, etc.

Somos una generación educada para creer que la felicidad y el placer se encuentra en el resultado y no en el proceso y por ello millones de personas se entregan al máximo diariamente para alcanzar dicho resultado. Lo malo es que la alegría o el placer que genera ese resultado es simplemente momentáneo y posteriormente la misma persona tendrá que volver a trabajar duro  por conseguir un nuevo resultado el cual disfrutará nuevamente muy brevemente.

El mayor de los errores que solemos cometer es que cargamos demasiadas esperanzas y expectativas en dicho resultado y al hacerlo dejamos de disfrutar del proceso pues nuestra felicidad y placer depende únicamente de dicho resultado. Si lo conseguimos, maravilloso, tenemos un día o unas horas de placer y éxtasis absoluto, si no o conseguimos depresión total. Curiosamente, cuando dejamos de darle tanta importancia al resultado y empezamos a disfrutar del proceso es cuando más fácilmente llegamos a ese resultado.

Nuestra vida es como el agua que corre por un río, muchas veces somos nosotros los que solemos poner piedras en el camino y al hacerlo, hacemos que el agua de dicho río no fluya con naturalidad. Eso pasa al centrarse en el resultado. Al depositar tanta expectativa en él, al depender tanto de él, solemos llenarnos de miedos y creencias limitantes para defendernos si es que no llegamos a ese resultado y hacerlo, colocamos piedras en ese camino para llegar al objetivo.

Cuando nos despreocupamos del objetivo, comenzamos a despejar las piedras del camino y el agua fluye con mayor rapidez y naturalidad, llegando más rápidamente a dicho objetivo y disfrutando de todo el proceso para alcanzarlo.

Seamos agua, nuestra vida es única, corta e irrepetible, aprendamos a disfrutar de procesos y no de resultados y verás que nuestra felicidad ni placer será tan corta.

Luis Quiroz
Coach y asesor en bienestar y gestión de la felicidad
Autor del libro: “Vivir feliz”


luisqm320@hotmail.com, 955455778 (Lima-Perú)

domingo, 16 de noviembre de 2014

Ser una mujer segura (fragmento de mi libro: Vivir feliz)

Les regalo un fragmento de mi libro: "Vivir feliz", el cual pueden solicitarlo para su envío vía delivery.

Un hombre es el complemento a tu felicidad, no es tu felicidad completa. Saber esto es el inicio para alcanzar una felicidad sana en pareja. No dependes de ningún hombre para ser feliz, tú ya eres feliz porque has alcanzado tu propia realización personal y a partir de allí has decidido compartir dicha realización personal con un hombre que te complementa  mas no es el autor ni la causa de tu total felicidad. Con él o sin él puedes alcanzar dicha felicidad y esa felicidad depende únicamente de ti. Aquel conocimiento no solamente te dará el poder para vivir tu vida junto a un hombre sin depender de él sino que por lo general las mujeres seguras son las que suelen atraer a los mejores hombres.

Tú eres dueña de ti misma, eres quien elige el camino que vas a seguir. Siéntete orgullosa de ser mujer. Muchas mujeres suelen renegar de serlo. Reniegan de tener que concebir con dolor, reniegan de las infidelidades masculinas, reniegan de la menstruación y sus cambios hormonales, reniegan que tengan que sangrar mensualmente, reniegan que les llegue la menopausia, reniegan que siempre tengan que estar “regias”, reniegan tener que ir a la playa y no sentirse preparadas por tener aquel “rollito de más”, reniegan de la compañera que sí está regia, reniegan de aquellos hombres que se preocupan más de su placer de si ellas han llegado y disfrutado del suyo, reniegan de ganar menos que ellos, reniegan de no tener qué ponerse, reniegan que ellos hagan menos o igual y ganen más dinero, reniegan de tener que “sacrificar” su vida profesional por tener que hacerse cargo del cuidado y crianza de los hijos, reniegan de tenerlos que abandonar un poco para dedicarse a sus labores profesionales, reniegan no ser reconocidas ni por el esposo ni por sus jefes, reniegan que tengan que venir cansadas del trabajo, haber soportado el tráfico y las miradas y/o manoseos de hombres asquerosos para encontrar todo un desastre en la casa y tener que hacerse cargo de la limpieza, tareas y problemas de los hijos para luego querer echarse “muertas” de cansancio en la cama y encontrar al hombre que con todo ello le pide sexo, reniegan de tener que compartir un cuarto de baño con ellos,  reniegan de tener un hombre al lado, reniegan de no tenerlo, reniegan de ello y de muchas cosas más.

Parece un mundo "negro" para ellas y sin embargo lo blanco o negro lo creamos nosotros a través de nuestras percepciones y nuestras creencias (sigue)


Luis Quiroz
Coach y asesor en bienestar y gestión de la felicidad
Autor del libro: “Vivir feliz”


luisqm320@hotmail.com, 955455778 (Lima-Perú)


domingo, 9 de noviembre de 2014

El poder del abrazo

En el año 2004, Juan Mann regresa a su país natal, Australia. Allí encuentra que sus padres acababan de divorciarse, su abuela había fallecido y su prometida lo dejaba. A causa de ello, él corre riesgo de caer en una profunda depresión pero para evitarlo, asiste a una fiesta en donde una desconocida le regala un abrazo. A partir de allí, decide salir a la calle a regalar abrazos a la gente que caminaba por una de las principales calle de Sidney. Una persona le grabó y colgó ese video en Youtube. Desde allí se generó en el mundo un movimiento conocido como Free Hugs Campaig o “abrazos gratis”.

Solemos ir por el mundo obsesionados por consumir y acumular bienes y propiedades que logren “elevar nuestro estilo de vida” y con ello creemos poder alcanzar la “felicidad”. Lo triste es que dicho sueño se evapora cada vez que adquirimos algo puesto que una vez adquirido estamos en busca de poder adquirir un nuevo bien pues sin ello nos sentimos no realizados e incompletos. Es como una droga la cual si la dejamos de consumir nuestra vida se convertirá en un infierno.

Muy pocas veces nos damos un tiempo para detenernos en nuestra vida y conversar con nosotros mismos. Muy pocas veces nos damos el tiempo para disfrutar de momentos en los cuales demos espacio a abrazar a nuestros seres queridos y sentir el calor de su piel fundido con el nuestro.

Un abrazo no solamente nos proporciona una sensación de bienestar general sino que reduce nuestro apetito a causa de la depresión que sentimos. Es una excelente medicina física y emocional que hace que nuestro sistema inmunitario se fortalezca, levanta nuestra autoestima, reduce nuestro stress, mejora nuestro humor, reduce nuestros miedos, refuerza la seguridad y confianza en nosotros mismos y fortalece nuestras relaciones de pareja.

Al abrazarnos a nuestra pareja liberamos una gran cantidad de oxitocina, la hormona del cariño, reduciendo los niveles de cortisol, reduciendo nuestro stress y generando un mayor vínculo con nuestra pareja. Está demostrado que los hombres que suelen abrazar a su pareja son menos propensos a la infidelidad.


No vivas obsesionado por acumular bienes los cuales en tu lecho de muerte no te servirán de nada. Acumula experiencias, acumula vivencias, acumula abrazos, acumula amor. No sabes cuánto poder acumulas con ello y cuanta felicidad y salud genera en tu vida. Saludos

Luis Quiroz
Coach y asesor en bienestar y gestión de la felicidad
Autor del libro: “Vivir feliz”

luisqm320@hotmail.com, 955455778 (Lima-Perú)

domingo, 2 de noviembre de 2014

El alto costo del ego y la autoestima

En mi anterior artículo comentaba acerca de las diferencias entre tener un ego elevado y una autoestima sana.

En este artículo quisiera referirme a lo costoso que resulta mantener dicho ego y el querer tener una autoestima sana.

Juan y Sofía trabajan en la misma empresa, ambos poseen cargos de importancia dentro de la misma corporación y sus honorarios son superiores a los del mercado laboral. Juan y Sofía consideran que por ello deben mantener un estilo de vida “apropiado”. Para ello no buscan las ofertas sobre prendas de vestir, compran ropa de marcas exclusivas, adquieren camionetas 4x4 cuyos costos son los más caros del mercado (sin contar el alto costo monetario y emocional que representa darle mantenimiento, pagar seguros, estacionamiento, gasolina, afrontar y luchar diariamente contra el tráfico, pelear por un estacionamiento, entre otros costos), celular con infinidad de aplicaciones, suscripción a diversos clubes, viajes, etc. Sofía es madre soltera, tiene un hijo de 5 años y debe además, pagar la mensualidad de su hijo en uno de los colegios más exclusivos de la capital (lugar donde va la mayoría de los hijos de sus principales clientes), llevarlo los fines de semana a centros de entretenimiento para niños o Fodd Court con el fin de entretener a los niños y calmar su hiper actividad (hiperactividad que debe en mucho el consumo de gaseosas cuyo colorante “Tartrazina” aumenta las alergias en el niño y estimula su hiper actividad), etc. Juan y Sofía tienen un alto estilo y un costoso estilo de vida, con muy poca capacidad de ahorro (Juan incluso está sobre endeudado)  teniendo que hacer horas extras y tener (en el caso de Sofía), un segundo trabajo, para poder cumplir con pagar las deudas. La próxima década ambos gastarán gran parte del tiempo de su vida en trabajar para poder pagar sus deudas (ambos suelen hacer pagos y pedir créditos con mucha frecuencia), con lo cual tendrán escasez de tiempo para disfrutarlo con sus seres queridos y con  ellos mismos.  Ambos ya sienten los estragos en su salud, pagan altos costos por sus seguros de salud y toman abundante medicación por sus problemas de gastritis, úlceras. Faltan varios días al mes por problemas de salud, Es el precio por tener el “estilo de vida apropiado” de acuerdo a su “status”.

Eduardo posee el mismo cargo que Juan y Sofía dentro de la misma corporación, pero a diferencia de ellos, no se mata trabajando. Suele dedicar un pequeño espacio en su vida para planificar sus ingresos y realizar  inversiones,  está al tanto de las ofertas y descuentos que aparezcan, compra ropa no exclusiva pero sí cómoda y a su gusto pues considera que lo más importante de todo no es la vestimenta sino la personalidad de quien lo lleva (Eduardo es una persona cuya alegría y energía al momento de ingresar a cualquier habitación es tan intensa que es imposible no cerrar un negocio con él). Hace poco adquirió un bello auto de segunda mano el cual únicamente lo utiliza los fines de semana para salir a pasear con la familia y cuando exista en el trabajo algo que haga imprescindible su uso. Por lo demás usa el transporte público, saliendo de su hogar a una hora adecuada y disfrutando en dicho bus escuchando música, viendo su email o leyendo un buen libro. Suele tener ingresos pasivos en base a sus inversiones (ingresos que no dependen de tus horas de trabajo y que puedes obtenerlos así estés de vacaciones) y no suele hacer muchos gastos los fines de semana con sus hijos (suele salir a montar bicicleta y correr o jugar pelota con ellos los fines de semana). Eduardo tiene un excelente nivel crediticio pero nunca se endeuda, paga todo al contado y por lo general no con el dinero de su sueldo sino con la rentabilidad de sus inversiones. Eduardo hace que el dinero trabaje y funcione en base a sus intereses, hace deporte, vive y pasa más tiempo con sus hijos y familia, juega con ellos, duerme más y mejor. Eduardo casi nunca se enferma, hace deporte y descansa tranquilo.

¿Cuántas veces solemos mantener un estilo de vida alto que no representa un mayor placer sino muchas más horas de stress y trabajo para conseguirlo?. ¿Cuánto de ese gasto que hacemos es para sembrar una apariencia externa y recibir una aprobación en lugar de darnos el tiempo para reforzar y darle mayor salud a nuestro interior?, ¿Cuántos de estos gastos es para vivir nuestra propia vida o es para mantener el estilo de vida que nos dice la calle que debemos tener?¿Cuánto es para vivir TU propia vida?.


Es hora que revises tu estilo de vida y consideres si los gastos que realizas es para satisfacer únicamente tu ego y vivir dependiente del reconocimiento de los demás sobre ti o es simplemente para poder vivir y tener lo suficiente (ni más ni menos) para disfrutar de mayor tiempo de tu vida y estar con tus seres queridos y contigo mismo. Tú decides.

domingo, 26 de octubre de 2014

El ego y la autoestima sana

Hace poco conversando con una amiga, esta me preguntaba acerca de la diferencia entre el ego y el tener una autoestima sana.

Por lo general en el ego estamos pendientes de las demás personas y de la valoración que estas tengan sobre nosotros, no solo porque estamos a la espera de recibir la valoración positiva de estas  sino porque dependemos de ella para sentirnos bien. Compararme, luego existir. Nuestra sensación de bienestar pasa porque otros te digan que eres una persona superior a otras y esta aprobación se convierte en nuestra droga y como toda droga, vivimos angustiados por obtener nuevas dosis pues sin ella nos sentimos infelices e incompletos. El ego no suele admitir errores y suele reprochar los mismos a factores externos o a personas externas. Son personas competitivas pero cuyo grado de estrés es altísimo debido a que siempre están en competencia y pendientes de la aprobación y valoración de los demás.

Una autoestima sana no necesita compararse con nadie, vive feliz y tranquilamente todos los días de su vida centrándose en el aquí y ahora, disfrutando cada acción que realizan y sabiendo que es una persona única e importante en este mundo, que es parte de un todo en el cual cada pieza adquiere un valor y una trascendencia. No es más ni menos que nadie, simplemente es diferente y por eso mismo, especial. Conversa mucho consigo mismo y no tiene miedo al error, al contrario, este es su gran aliado porque le permite llegar con éxito a cualquiera de sus objetivos. No espera alcanzar la felicidad cuando llegue al objetivo, sabe perfectamente que la felicidad no se encuentra en el destino sino en el camino.

Nuestra vida se parece a una maratón, mientras unos van obsesionados únicamente por llegar primeros, corren temerosos de ser desplazados, se concentran únicamente en la meta y centran su felicidad únicamente  en la satisfacción pasajera por llegar primeros y  ser reconocidos para luego vivir nuevamente temerosos y obsesionados por la ganar la siguiente carrera, hay otros que corren la maratón felices y  no obsesionados del lugar que ocupen finalmente (finalmente todos van a llegar a la meta). Saludan a cada paso alegremente a la gente que les aplaude, se abrazan con alguna de esas personas, se toman fotos con ellas, corren felizmente junto a sus hijos o sus mascotas y tienen durante todo el trayecto de la carrera, al finalizar y luego de ella, una experiencia feliz y maravillosa. Mientras el primero se llenó de ego y de estrés durante toda la carrera, el otro se llenó de felicidad y amor. Nuestra felicidad no está en la meta sino en todo el trayecto y las experiencias y vivencias que tenemos para llegar a ella. Disfrútala, vive.

(La imagen en el artículo pertenece a la maratón “Color en Movimiento”, realizada en Argentina y cuyo objetivo no era llegar primero sino llenarse de color, alegría,  buena onda contribuyendo con la participación a ayudar a alguna ONG en Argentina… ¿Y si así enfocáramos nuestra vida?. Le dejo el enlace: http://blog.eventioz.com/generales/felicidad-en-movimiento-una-maraton-diferente/)

Luis Quiroz
Coach y asesor en bienestar y gestión de la felicidad
Autor del libro: “Vivir feliz”

luisqm320@hotmail.com, 955455778 (Lima-Perú)