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domingo, 2 de noviembre de 2014

El alto costo del ego y la autoestima

En mi anterior artículo comentaba acerca de las diferencias entre tener un ego elevado y una autoestima sana.

En este artículo quisiera referirme a lo costoso que resulta mantener dicho ego y el querer tener una autoestima sana.

Juan y Sofía trabajan en la misma empresa, ambos poseen cargos de importancia dentro de la misma corporación y sus honorarios son superiores a los del mercado laboral. Juan y Sofía consideran que por ello deben mantener un estilo de vida “apropiado”. Para ello no buscan las ofertas sobre prendas de vestir, compran ropa de marcas exclusivas, adquieren camionetas 4x4 cuyos costos son los más caros del mercado (sin contar el alto costo monetario y emocional que representa darle mantenimiento, pagar seguros, estacionamiento, gasolina, afrontar y luchar diariamente contra el tráfico, pelear por un estacionamiento, entre otros costos), celular con infinidad de aplicaciones, suscripción a diversos clubes, viajes, etc. Sofía es madre soltera, tiene un hijo de 5 años y debe además, pagar la mensualidad de su hijo en uno de los colegios más exclusivos de la capital (lugar donde va la mayoría de los hijos de sus principales clientes), llevarlo los fines de semana a centros de entretenimiento para niños o Fodd Court con el fin de entretener a los niños y calmar su hiper actividad (hiperactividad que debe en mucho el consumo de gaseosas cuyo colorante “Tartrazina” aumenta las alergias en el niño y estimula su hiper actividad), etc. Juan y Sofía tienen un alto estilo y un costoso estilo de vida, con muy poca capacidad de ahorro (Juan incluso está sobre endeudado)  teniendo que hacer horas extras y tener (en el caso de Sofía), un segundo trabajo, para poder cumplir con pagar las deudas. La próxima década ambos gastarán gran parte del tiempo de su vida en trabajar para poder pagar sus deudas (ambos suelen hacer pagos y pedir créditos con mucha frecuencia), con lo cual tendrán escasez de tiempo para disfrutarlo con sus seres queridos y con  ellos mismos.  Ambos ya sienten los estragos en su salud, pagan altos costos por sus seguros de salud y toman abundante medicación por sus problemas de gastritis, úlceras. Faltan varios días al mes por problemas de salud, Es el precio por tener el “estilo de vida apropiado” de acuerdo a su “status”.

Eduardo posee el mismo cargo que Juan y Sofía dentro de la misma corporación, pero a diferencia de ellos, no se mata trabajando. Suele dedicar un pequeño espacio en su vida para planificar sus ingresos y realizar  inversiones,  está al tanto de las ofertas y descuentos que aparezcan, compra ropa no exclusiva pero sí cómoda y a su gusto pues considera que lo más importante de todo no es la vestimenta sino la personalidad de quien lo lleva (Eduardo es una persona cuya alegría y energía al momento de ingresar a cualquier habitación es tan intensa que es imposible no cerrar un negocio con él). Hace poco adquirió un bello auto de segunda mano el cual únicamente lo utiliza los fines de semana para salir a pasear con la familia y cuando exista en el trabajo algo que haga imprescindible su uso. Por lo demás usa el transporte público, saliendo de su hogar a una hora adecuada y disfrutando en dicho bus escuchando música, viendo su email o leyendo un buen libro. Suele tener ingresos pasivos en base a sus inversiones (ingresos que no dependen de tus horas de trabajo y que puedes obtenerlos así estés de vacaciones) y no suele hacer muchos gastos los fines de semana con sus hijos (suele salir a montar bicicleta y correr o jugar pelota con ellos los fines de semana). Eduardo tiene un excelente nivel crediticio pero nunca se endeuda, paga todo al contado y por lo general no con el dinero de su sueldo sino con la rentabilidad de sus inversiones. Eduardo hace que el dinero trabaje y funcione en base a sus intereses, hace deporte, vive y pasa más tiempo con sus hijos y familia, juega con ellos, duerme más y mejor. Eduardo casi nunca se enferma, hace deporte y descansa tranquilo.

¿Cuántas veces solemos mantener un estilo de vida alto que no representa un mayor placer sino muchas más horas de stress y trabajo para conseguirlo?. ¿Cuánto de ese gasto que hacemos es para sembrar una apariencia externa y recibir una aprobación en lugar de darnos el tiempo para reforzar y darle mayor salud a nuestro interior?, ¿Cuántos de estos gastos es para vivir nuestra propia vida o es para mantener el estilo de vida que nos dice la calle que debemos tener?¿Cuánto es para vivir TU propia vida?.


Es hora que revises tu estilo de vida y consideres si los gastos que realizas es para satisfacer únicamente tu ego y vivir dependiente del reconocimiento de los demás sobre ti o es simplemente para poder vivir y tener lo suficiente (ni más ni menos) para disfrutar de mayor tiempo de tu vida y estar con tus seres queridos y contigo mismo. Tú decides.

domingo, 26 de octubre de 2014

El ego y la autoestima sana

Hace poco conversando con una amiga, esta me preguntaba acerca de la diferencia entre el ego y el tener una autoestima sana.

Por lo general en el ego estamos pendientes de las demás personas y de la valoración que estas tengan sobre nosotros, no solo porque estamos a la espera de recibir la valoración positiva de estas  sino porque dependemos de ella para sentirnos bien. Compararme, luego existir. Nuestra sensación de bienestar pasa porque otros te digan que eres una persona superior a otras y esta aprobación se convierte en nuestra droga y como toda droga, vivimos angustiados por obtener nuevas dosis pues sin ella nos sentimos infelices e incompletos. El ego no suele admitir errores y suele reprochar los mismos a factores externos o a personas externas. Son personas competitivas pero cuyo grado de estrés es altísimo debido a que siempre están en competencia y pendientes de la aprobación y valoración de los demás.

Una autoestima sana no necesita compararse con nadie, vive feliz y tranquilamente todos los días de su vida centrándose en el aquí y ahora, disfrutando cada acción que realizan y sabiendo que es una persona única e importante en este mundo, que es parte de un todo en el cual cada pieza adquiere un valor y una trascendencia. No es más ni menos que nadie, simplemente es diferente y por eso mismo, especial. Conversa mucho consigo mismo y no tiene miedo al error, al contrario, este es su gran aliado porque le permite llegar con éxito a cualquiera de sus objetivos. No espera alcanzar la felicidad cuando llegue al objetivo, sabe perfectamente que la felicidad no se encuentra en el destino sino en el camino.

Nuestra vida se parece a una maratón, mientras unos van obsesionados únicamente por llegar primeros, corren temerosos de ser desplazados, se concentran únicamente en la meta y centran su felicidad únicamente  en la satisfacción pasajera por llegar primeros y  ser reconocidos para luego vivir nuevamente temerosos y obsesionados por la ganar la siguiente carrera, hay otros que corren la maratón felices y  no obsesionados del lugar que ocupen finalmente (finalmente todos van a llegar a la meta). Saludan a cada paso alegremente a la gente que les aplaude, se abrazan con alguna de esas personas, se toman fotos con ellas, corren felizmente junto a sus hijos o sus mascotas y tienen durante todo el trayecto de la carrera, al finalizar y luego de ella, una experiencia feliz y maravillosa. Mientras el primero se llenó de ego y de estrés durante toda la carrera, el otro se llenó de felicidad y amor. Nuestra felicidad no está en la meta sino en todo el trayecto y las experiencias y vivencias que tenemos para llegar a ella. Disfrútala, vive.

(La imagen en el artículo pertenece a la maratón “Color en Movimiento”, realizada en Argentina y cuyo objetivo no era llegar primero sino llenarse de color, alegría,  buena onda contribuyendo con la participación a ayudar a alguna ONG en Argentina… ¿Y si así enfocáramos nuestra vida?. Le dejo el enlace: http://blog.eventioz.com/generales/felicidad-en-movimiento-una-maraton-diferente/)

Luis Quiroz
Coach y asesor en bienestar y gestión de la felicidad
Autor del libro: “Vivir feliz”

luisqm320@hotmail.com, 955455778 (Lima-Perú)