martes, 27 de diciembre de 2016

ADIÓS CHARLES CHAPLIN: LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO Y EL TALENTO EN LAS EMPRESAS

Vivimos una era privilegiada. Nunca en la historia de la humanidad hemos tenido acceso a tanto conocimiento así como a tantos medios para alcanzarlo. Nunca como hoy hemos tenido tantos recursos para innovar en las empresas y a la vez para comunicarnos y comunicarlo. Contrario a ello, muchas empresas y personas suelen indicar no tener el suficiente tiempo y capacidad para poder gestionar dicho conocimiento así como para descubrir y gestionar el talento de sus colaboradores lo cual se traduce en el cumplimiento de las labores pero no en sacar el mayor potencial de las personas.

Según diversos estudios, las máquinas y robots van a desplazar dentro de muy pocos años al 50% de la masa laboral. Si bien dicho reemplazo reduciría costos, tiempos y procesos dentro de las empresas hay algo que como seres humanos poseemos y que nunca podrá ser reemplazo por ninguna máquina ni robot, marcando con ello la diferencia entre las empresas: las relaciones humanas, el talento, el generar empatía y expresar nuestras emociones a través de nuestros sentidos, así como nuestra capacidad para innovar y crear. A diferencia de las máquinas que pierden vigencia, se deprecian y se reemplazan, el cerebro humano y sus neuronas no solo no se deprecian sino que mientras más se le estimule mayor vitalidad tendrá a pesar del paso de los años.

Para crecer, como empresa y como personas necesitamos estimular y gestionar esta parte creativa y humana, estimular la creatividad y la innovación de las personas, descubrir y/o redescubrir su talento y poner el foco en la empatía y en las relaciones humanas tanto de nuestros clientes internos como de los externos.

A diferencia del personaje de Charlie Chaplin en el bello film de los años 30: “Tiempos Modernos” el cual sufre serios problemas psicológicos al trabajar durante largas jornadas laborales  realizando las mismas acciones repetitivas durante años, ya no estamos en la era industrial, ni quiera estamos en la era del conocimiento pues esta ya se ha instaurado en nuestras vidas para no irse más. Estamos en la era de la gestión del conocimiento y el talento de las personas, en la era del cómo hago yo como persona y como empresa para seleccionar, gestionar y potenciar dicho conocimiento y talento para hacerlo relevante  tanto a la empresa como a la vida de cada persona.

Poseer títulos, maestrías o cursos de capacitación mide los conocimientos más no el talento de las personas. Tener experiencia para el puesto tampoco garantiza el que la persona sepa integrarse positivamente dentro de la empresa o compartir sus valores. El saber gestionar el conocimiento, el poseer habilidades sociales dentro y fuera al ámbito laboral, el apreciar la pasión con que la persona realiza su trabajo son tan o más importantes como la experiencia o los estudios académicos.

Raquel Roca, periodista española, tanto en su libro Knowmads como en sus artículos, entrevistas y conferencias suele decir algo muy cierto: "Hasta ahora los trabajadores hemos sido operarios. Las empresas buscaban rendimiento, funcionalidad… Se dejaba de lado la parte humana. Por fin llegamos a un momento en el que las nuevas tecnologías nos permiten tener al ser humano en el centro, por ejemplo flexibilizando los horarios a través del trabajo en virtual" y es cierto. Cada día es una realidad en nuestra sociedad que los “beneficios laborales” o “salariales” son y serán cada vez más insuficientes para retener el talento. Para aquellas personas cuya visión de las empresas y los negocios ya no están enmarcadas en la era industrial sino en la era de la gestión del conocimiento, el tener la libertad para crear e innovar, no disponer de un horario fijo (ni siquiera de un centro laboral o espacio físico fijo) y ser valorado en base a resultados y no en base a horas trabajadas ni tiempos será fundamental. Ya no necesitamos únicamente de salarios económicos sino necesitamos salarios emocionales, ya no necesitamos premios y/o castigos, necesitamos encontrar un sentido a lo que hacemos y que este tenga sentido y sea reconocido y valorado en las demás personas.


Aquellos nuevos trabajadores ya no se limitan en tiempo, son autodidactas, les encanta el conocimiento y no limitan ello a una sola área sino que la expanden, no tienen miedo a equivocarse y toman los errores como aprendizajes y como parte del crecimiento. Aquellas personas viven y se estimulan de las relaciones humanas y la libertad, no son celosos en ocular su conocimiento sino que lo comparten y retroalimentan: viven desde la abundancia.

lunes, 25 de julio de 2016

El nuevo liderazgo en las empresas y los modelos educativos tradicionales

Según un estudio realizado por London School of Economics y el Harvard Business School , los más altos ejecutivos pasan 18 a 55 horas semanales en reuniones de trabajo, es decir, casi una tercera parte de su tiempo laboral.

Según otros estudios los ejecutivos suelen pasar un 70% de su tiempo en reuniones, y de esas reuniones, el 50% podría evitarse o acortarse. Ello sin contar el tiempo que se pasan preparando informes. Todo esto lleva a que el tiempo que se dedica a gestionar el talento de su personal se reduce.

Muchas empresas suelen caer en el error del exceso de reuniones o de elaboración de informes que restan tiempo a lo que el mundo laboral del presente siglo demanda  cada vez con mayor urgencia: la gestión del talento.

Solemos venir de un modelo educativo que considera que mientras más tareas u horas de clase el alumno posea, mejores resultados obtendrá. Un modelo educativo no enfocado a los procesos sino a aquello que es medible, que castiga el error, estandariza y “alinea” el conocimiento y comportamiento de los alumnos  y  limita las áreas destinadas al juego, la creatividad, la empatía, la inteligencia emocional  y el desarrollo de lo que Howard Gardner llama “inteligencias múltiples”.  Un modelo centrado en “yo enseño, tú aprendes”, “yo en la pizarra, tú atento y en silencio”, “tú obedece y no preguntes”.  El resultado de ello es que tenemos uno de los modelos educativos más pobres de la región.

Consciente o inconscientemente muchas empresas suelen adoptar modelos parecidos y sus formas de liderazgo suelen imitar dichos modelos. El exceso de reuniones e informes imitan el exceso de clases y tareas de las aulas de clase y el control y el miedo al castigo reemplazan a la gestión del talento y los procesos y con ello las personas suelen acostumbrarse a “reaccionar” más no a ejercer liderazgo, creatividad, compromiso y autonomía dentro de las empresas.

Solemos caer en los mismos errores del modelo educativo tradicional y la mal llamada “falta de tiempo” para ejercer liderazgo y gestionar el talento suele apoderarse de las empresas.

El liderazgo del presente siglo no critica a las personas sino busca sacar lo mejor de ellas y busca a la vez que ellos alcancen su propio liderazgo a partir de definir sus propios objetivos, teniendo como aliado los objetivos y las herramientas propias de la empresa. No busca la competencia sino el trabajo en equipo y el crecimiento mutuo y continuo de cada integrante,  no llena de conocimiento a las personas ni les ordena, sino ayuda a que ellos descubran y gestionen sus propios conocimientos, fortalezcan sus talentos, estimulen sus iniciativas, aumenten su poder interior, su confianza y vayan detrás de sus objetivos.

El líder del presente siglo suele estar muy preocupado por el estado de ánimo, salario emocional y felicidad de sus dirigidos, les ayuda a ver que los problemas son a la vez excelentes oportunidades de aprendizaje y crecimiento, trata de enfocar sus pensamientos a los aspectos positivos y busca generar entornos creativos donde los errores son aprendizajes de crecimiento y donde lo fundamental  no está en  no equivocarse ni en no tener problemas sino tener bien claro los objetivos.


El líder del presente siglo no muestra una política de puertas abiertas a la espera de sus dirigidos, va,  conversa y se interesa por ellos, aprende junto a ellos y gran parte de su tiempo está dedicado en generar ambientes motivadores, agradables, estimulantes y apasionantes. Es un líder dentro de un equipo de líderes, el director de una orquesta llena de talentos.

lunes, 16 de mayo de 2016

El síndrome de la felicidad aplazada




Contaba John Lennon que cuando pequeño su madre le enseñó que lo más importante en la vida era ser feliz

Cuenta a la vez que en alguna ocasión cuando era niño su maestra les pidió en clase escribir sobre qué era lo que de grandes les gustaría ser y mientras los demás niños escribieron sobre diversas profesiones, él simplemente escribió en su cuaderno: ser feliz.

Al ver ello la maestra se incomodó y casi reprochándole le dijo, “Ay John, se nota que no has entendido nada acerca de la tarea que les mandé”, a lo que John respondió “Ay señorita, se nota que usted no ha entendido nada acerca de la vida”.

Muchas veces vamos por la vida gastando energías para ir detrás de un objetivo creyendo que la felicidad se encuentra en el hecho de alcanzar dicho objetivo y cuando llegamos al mismo casi ni celebramos, no solo porque física y mentalmente quedamos exhaustos  sino porque llegar a dicho objetivo representa un momento tan fugaz y pasajero que apenas nos da tiempo para celebrar y porque hay que ir la búsqueda de un nuevo objetivo.

Solemos creer que la felicidad es un objetivo.  Estamos equivocados. La felicidad no es un objetivo sino un camino, un camino que se inicia y renueva cada día al despertar y mientras vivimos. Es nuestra guía y nuestro acompañante hacia el éxito. No es el fin del camino, es precisamente el camino.

“No es el éxito el camino para llegar a la felicidad sino la felicidad el camino para llegar al éxito”.

Hay un terrible síndrome que convive hoy en muchas personas y que es causante de muchos conflictos, estrés y desengaños. Es el síndrome de la felicidad aplazada: “Cuando encuentre mi príncipe azul seré feliz, cuando me case seré feliz, cuando me aumenten el sueldo seré feliz, cuando me asciendan o cambie de trabajo seré feliz, cuando sea madre seré feliz, cuando me mude seré feliz”.

Ferran Adría, para muchos el mejor chef del mundo suele decir: “No busques el éxito, busca la felicidad, porque en la medida que seas feliz haciendo aquello que te gusta, el éxito viene solo”. Tiene razón.

No te equivoques, si no eres capaz de ser feliz hoy no pretendas ser feliz mañana porque lo único que tendrás es una felicidad tan fugaz y pasajera que no tendrás mucho tiempo para disfrutarla pues al igual que cualquier droga, una vez que pasan los efectos vas a ir en búsqueda de nuevas dosis que al igual que la primera serán  fugaces y pasajeras.

Si alguna vez en tu vida has tenido un día o tan solo un momento de auténtica felicidad quiere decir que tu cerebro y toda tu piel están capacitados para efectivamente ser feliz.

Recuerda, alegría no es igual a felicidad. La alegría son momentos, la felicidad es un estado permanente ligada a la paz interior, no depende de aquello te pase sino del nivel de tus pensamientos. Donde unos ven fracasos otros ven aprendizajes, donde unos ven problemas otros ven oportunidades. Todo gira en base a tus pensamientos y no en base a tus acciones. La felicidad es una decisión¡¡.

¡Aprende a disfrutar de los caminos para llegar a tus objetivos¡

Luis Quiroz
Asesor particular en desarrollo personal y profesional


PD: Luis Quiroz es asesor particular en temas de desarrollo personal y profesional. Es autor del proyecto “Vivir feliz”, proyecto de asesorías particulares para elevar resultados personales y profesionales. Puedes acceder a la información del proyecto a través del siguiente enlace: http://www.slideshare.net/luisquirozmoloche/proyecto-vivir-feliz-luis-quiroz. Si deseas  comunicarte con Luis Quiroz o solicitar sus servicios puedes escribirle a innovarseparainnovar@gmail.com o llamarle al teléfono 955455778. Si deseas seguirle puedes hacerlo a través de su blog:  www.luisquirozasesorias.blogspot.com

lunes, 2 de mayo de 2016

Consejos para que el empleo te encuentre

Cuando era niño solía ver en el diario de los domingos infinidad de avisos  solicitando trabajadores y los días lunes era tradicional ver por las calles filas inmensas de personas vestidas casi de manera idéntica (mujeres en traje, hombres con terno)  llevando en sus manos un sobre con un mismo formato de CV. La mayoría de ellos portaba adicionalmente el mismo diario con avisos marcados a lapicero y muy probablemente terminada la entrevista se dirigirían juntos a hacer una nueva larga fila y una nueva entrevista. Ninguno de ellos se diferenciaba ni por la vestimenta ni por el formato de su CV: los estudios, experiencia y desenvolvimiento durante la entrevista y el llenado de un mismo formato de prueba psicológica marcaba la diferencia (¿alguien se acuerda del famoso "dibujito" de una persona?).
Los tiempos cambian y con el avance de la tecnología los medios para conseguir "trabajo" se han modificado: páginas de búsqueda laboral reemplazan al tradicional diario de los domingos, "caza talentos" invaden nuestra privacidad, redes sociales como esta permiten no solo entablar nuevas relaciones sino también conocer nuevas "oportunidades laborales" y la bandeja de entrada del correo ha reemplazado la tradicional fila de personas en la calle buscando trabajo CV en mano. Podemos acceder y postular a multitud de ofertas laborales sin salir de nuestra propia casa y sin tener que vestirnos (salvo si nos llaman para la tradicional "entrevista").
Si te son conocidos todos estos pasos no te extrañe, es el mismo modelo de búsqueda de empleo que durante décadas ha imperado bajo la era industrial y ha dominado casi la totalidad de países y profesiones: más CV enviados, más oportunidades de entrevista, mejores resultados. No importa si es o no la empresa de tus sueños, lo importante es acceder a un empleo. Lamentablemente dicha fórmula la mayor de las veces no resulta siendo positiva y gran parte de las personas termina dentro de la frustración y de desesperanza (¡¡todos hemos pasado por lo mismo¡¡).
Una de mis frases favoritas es "si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo". La tengo hoy frente a mi computador y la tengo siempre en mi mente. En la presente era de la gestión del conocimiento es importante ser diferente pero  aún más importante es ser y gestionar tu propia marca y ser tú misma/o
¿Quieres algunos consejos para innovar y tener nuevas oportunidades para encontrar el trabajo?. Aquí te doy alguno de ellos:
No te sientas un "trabajador", siéntete un "colaborador", una persona que pone lo mejor de tus talentos al servicio de una empresa y cuyo valor no reside en horas trabajadas sino en resultados y en la aplicación de tus talentos y conocimientos.
Trabaja tu marca personal: ¿Quién eres?, ¿Qué haces?, ¿En qué te diferencias de los demás?, ¿Qué solución puedes aportarle a una empresa?, ¿Qué solución puedes aportarles a sus clientes?. No seas genérico, sé específico.  
Recuerda, todo habla de nosotros, incluso nuestro silencio. Si pusieras tu nombre en google: ¿sabes qué información saldría de ti?. Estar o no estar en internet habla de nosotros y si es así ¿por qué no aprovechar para que cuando nos busquen ubiquen contenido valioso de lo que hacemos y lo que pensamos?.
Amplia tu red de contactos en Linkedin, comparte tus conocimientos, entabla relaciones y genera contenido. ¿Prefieres ser una persona que al igual que otras personas envía  a diario  CV a empresas que igualmente reciben  a diario cientos de CV esperando que alguna de ellas te llame o prefieres ser una persona que muestre sus conocimientos y capacidades profesionales en redes sociales  e internet y que, estoy seguro, generará no solo seguidores y mejorar tu reputación sino te dará la oportunidad de encontrar profesionales muy interesados en incorporarte a su empresa o la oportunidad de ser quizás consultor o asesor de alguna empresa generando tú mismo tu propio ingreso?. Eres lo que haces no lo que dice tu CV que eres.
Deja de enviar infinidad de CV a infinidad de empresas, céntrate en aquellas bajo las cuales sientas que puedes aportar soluciones y conocimiento y envíales un proyecto. Tú puedes aportarle algo importante a esa empresa... díselo, hazte visible, deja de ser uno más dentro de su bandeja de entrada. Como dijo Andrés Pérez Ortega: "Si eres uno más, serás uno menos". 
Si finalmente envías un CV no seas genérico, no busques plantillas, sé tú mismo. En una era de la innovación ¿Qué mejor forma de innovar y sorprender innovando precisamente en cómo elaboras  y envías tu CV?.
Sé un apasionado del conocimiento, deja atrás la "titulitis", que no te contraten por los "títulos", que te contraten por cómo aplicas tu conocimiento. Internet nos da la posibilidad de acceder a ilimitados conocimiento en un solo "click".  Accede, genera y comparte tu propio contenido, no acumules títulos. Ojo, no estoy en contra de llevar estudios, pero al igual que tú, cientos o miles de personas han llevado los mismos cursos y poseen los mismos títulos. Que tu conocimiento no se quede en un cuaderno o en tu cerebro o lo utilices únicamente cuando alguien te contrate. Actualízate, genera contenido, escribe artículo, crea un blog y comparte.
Un consejo final y no por ello menos importante, yo diría al contrario, sumamente importante: cree. Esta parte es muy difícil y más cuando llevas meses sin tener un ingreso y cuando tienes deudas, familia, hijos y responsabilidades que asumir. No desgaste tu energía en lamentos o reproches que únicamente rodean de energía negativa a tu vida. Cree, el mundo es tuyo y hoy es un nuevo día. Todos somos personas diferentes, únicas e irrepetibles en el mundo y tú eres una persona que puede aportar algo totalmente diferente a lo que aporta cualquier persona para alguna empresa, dilo, muéstrate, hazte notar, genera contenido, entabla nuevas relaciones, crea nuevos proyectos. No hay tiempo que perder, hay mucho por ganar. Mira a tu alrededor y visualiza qué puedes hacer a través de tus talentos para mejorar la vida y los resultados de personas y empresas. Ten fé, confía. Tu tiempo es muy valioso y corto para llenarlo de reproches, sigue adelante y nuevamente ... confía.
En LQ: laboratorio de ideas ayudamos  y asesoramos a personas respecto a cómo mejorar sus resultados a partir de gestionar su marca personal, centrarse en sus talentos, generar y difundir nuevos contenidos y entablar nuevos contactos y relaciones.
Recuerda la frase inicial: no se trata de encontrar un empleo sino hacer que el empleo te encuentre - Hazte notar.
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No te deseo suerte porque no la necesitas, simplemente de digo: éxitos y adelante¡¡

martes, 26 de abril de 2016

La nueva educación


Un estudio realizado sobre las 100 personas más ricas del mundo reveló que un tercio de ellas no tiene título universitario. Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Michael Dell, Walt Disney, Roman Abramovich, Richard Branson, entre muchos otros, nunca tuvieron o terminaron sus estudios universitarios y sin embargo amasan millones de dólares cada año.
Solemos educar a nuestros hijos (nosotros hemos sido educados generalmente de la misma manera) en colegios cuyo sistema educativo se basa en una era ya extinguida: la era industrial.
Aquella era preparaba a las personas a ser simples trabajadores u obreros con un horario fijo determinado, horario de refrigerio, pago por horas trabajadas, uniforme y funciones repetitivas. No era necesario diferenciarse, entre miles de obreros tú eras uno más de ellos, lo importante estaba en la producción.
El sistema educativo de aquella era se encargó justamente de preparar a niños y jóvenes para aquel mundo laboral. Los preparaba para ser obreros y trabajadores y para ello, utilizaba el mismo sistema: uniforme para todos, hora de clases y hora para jugar diferenciadas, predominancia para los cursos de lengua y matemáticas (básicos en una era industrial donde saber leer y contar era lo más importante), separación de materias por horarios pre establecidos, abundancia de tareas para el hogar, 20 de nota para el mejor,  0 para el peor, carpetas alineadas para que todos los niños miren  en una única dirección, un profesor para cada curso y alumnos que simplemente copian, obedecen y escuchan.
¿Recuerdas estas palabras?: “Guarden todo que vamos a tomar examen y al primero que copia le pongo cero y lo castigo”. En una era del conocimiento donde todos podemos tener acceso con un solo click a infinidad de información ¿cómo y para qué pedirle a un niño que no copie?, ¿es más importante el no copiar a que el niño utilice dichas herramientas para investigar, analizar, comparar y responder en base a su opinión personal y no en base a lo que dice el libro?, ¿No es acaso más importante una educación en donde se valore la capacidad de análisis, opinión y el proceso del pensamiento a la capacidad de memoria y repetición?
Solemos educar al niño en base al callar y obedecer y le damos muy poca capacidad para que pueda armar su propio discurso y resolver por sí mismo los problemas cotidianos que lo aquejan.
Solemos enseñar memorísticamente materias que muy probablemente cuando el niño o joven concluya sus estudios ya serán obsoletos.
Solemos separar las materias como si dentro de un mismo tema no pudiéramos aprender multitud de materias (en un partido de fútbol internacional, por ejemplo, ¿no podemos aprender un poco de historia, un poco de geografía, un poco de aritmética, un poco de lenguaje, un poco de idiomas, un poco de inteligencia emocional, etc?).
Brindarle un aprendizaje desde el juego, la empatía, la curiosidad y las habilidades sociales. Un aprendizaje donde aprenda a conocer y gestionar sus emociones, saber gestionar sus miedos, utilizar sus recursos, valorar sus habilidades, estimular su curiosidad, apoyar su seguridad.
Las materias cambian, lo que hoy aprendimos en cinco años quizá ya habrá sido superado y resulte obsoleto y sin embargo las emociones y la empatía permanecen. En una era tan cambiante, si no se educa en base a estimular la creatividad, curiosidad, apasionamiento y seguridad en los jóvenes, seguiremos únicamente llenando el mercado laboral de trabajadores. Necesitamos llenarlo de líderes, creadores e innovadores.
Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Michael Dell, Walt Disney, Roman Abramovich, Richard Branson, entre otros, quizás no tuvieron el “cartón”, tan valorado en muchas empresas y personas, sin embargo tuvieron lo que una gran parte de la población educada bajo el modelo industrial no tuvo: la pasión, la capacidad de crear, de ser curioso, de atreverse,  de innovar, de no tener miedo a equivocarse, de emprender, de creer.
En LQ: Laboratorio de ideas, buscamos que las personas se alejen de aquel tradicional modelo y emprendan nuevos retos, tanto si se es emprendedor como si se permanece como colaborador. Estimulamos el talento, las habilidades sociales, la inteligencia emocional, la empatía.
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lunes, 11 de abril de 2016

¿Colaborador o trabajador?

Soy un cinéfilo empedernido y uno de mis films favoritos es aquella preciosa película de 1967 llamada Adivina quién viene a cenar esta noche y en especial aquella escena donde el Dr. John (representado por Sidney Poitier) discute agriamente con su padre quien lo califica de haberse vuelto loco al querer casarse siendo negro con una mujer blanca en una era donde ello estaba considerado un delito con pena de cárcel. De aquella discusión una de las frases que me llenaron el alma fue aquella pronunciada por Poitier: “El problema es que tú toda la vida has actuado sintiéndote un hombre de color mientras yo toda la vida he actuado sintiéndome únicamente un hombre”.
Hasta hace un tiempo era inimaginable no llamar “trabajadores” a las personas que laboraban dentro de nuestra organización. La era industrial se había instaurado durante varias décadas y en ella, tal como en una de las primeras imágenes cinematográficas (Obreros saliendo de la fábrica), se contrataba obreros y trabajadores a los cuales se les pagaba por horas trabajadas y los cuales realizaban actos rutinarios y repetitivos con horario de entrada, salida y refrigerio homogéneo y con uniforme (entiéndase bien aquella palabra “uniforme”) para todos. Diferenciar uno de otro no era lo importante, lo importante era la producción en serie: más llamadas, más horas trabajadas o más productos elaborados significaban el progreso de toda empresa. Si se iba un “trabajador” no importaba, se reemplazaba inmediatamente por otro y la producción en serie continuaba.
En una era tan competitiva como la actual, con un mercado tan cambiante en donde el consumidor ha tomado el poder y en donde cobra un papel fundamental el tener habilidades sociales, inteligencia emocional y el saber gestionar tus talentos y conocimientos, ser únicamente un “trabajador” o considerarlo o considerarte como tal, dejar de ser una fortaleza para convertirse en una debilidad.
Los tiempos actuales no requieren  trabajadores sino colaboradores, personas a los cuales no se les contrata a cambio de un jornal o por horas trabajadas sino que por el contrario, deciden por mutuo acuerdo poner sus talentos al servicio de una organización a cambio no solo de un salario económico y/o emocional sino a cambio de tener un espacio donde puedan desarrollarse, crear, innovar, ser reconocidos y estimulados y a la vez tener tiempo y espacios para poder disfrutar de su vida personal o familiar. No se trabaja por horas se trabaja por resultados.  Esta sociedad durará hasta que una de las partes o ambas partes lo decidan.
A muchas empresas y organizaciones les cuesta trabajo poder reprogramarse y re inventarse para poder enfocar el trabajo a partir de considerar a las personas que laboran dentro de ella “colaboradores” y  no “trabajadores”. A muchas personas les cuesta quitarse el rótulo de "trabajador", para desempeñarse como "colaborador", limitando o auto limitándose en su crecimiento y continuo aprendizaje, anulando su capacidad para el liderazgo, innovación, creatividad y disfrute y manteniéndose únicamente dentro de un espacio de cumplimiento y  alineamiento. Algunas empresas sí han llevado a cabo este re inventarse y sin embargo muchos de sus "colaboradores" siguen dirigiendo y dirigiéndose bajo el esquema anterior. Generar espacios donde estos colaboradores puedan desarrollar su talento, innovar, crear y estar comprometidos con la empresa, su familia, su persona y sus mutuos objetivos  y a la vez colaborar en dicho cambio de enfoque,  genera mayor compromiso, empatía y finalmente... mejores resultados.
En LQ Consultores buscamos justamente estimular el cambio, dejar de ser únicamente actores para llegar a ser protagonistas, utilizando nuestros propios recursos para, en unión a otros recursos  y talentos y en un permanente aprendizaje, llegar al cumplimento de objetivos y conseguir mejores resultados.

miércoles, 16 de marzo de 2016

ADIOS CHARLES CHAPLIN: LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO Y EL TALENTO EN LAS EMPRESAS

Vivimos una era privilegiada. Nunca en la historia de la humanidad hemos tenido acceso a tanto conocimiento así como a tantos medios para alcanzarlo. Nunca como hoy hemos tenido tantos recursos para innovar en las empresas y a la vez comunicarnos y comunicarlo. Contrario a ello, cierto también es que nunca como hoy la gran mayoría de empresas y personas suelen indicar no tener el suficiente tiempo y capacidad para poder gestionar dicho conocimiento así como el talento de sus colaboradores.
Según diversos estudios, las máquinas y robots van a desplazar dentro de muy pocos años al 50% de la masa laboral. Si bien dicho reemplazo reduciría costos, tiempos y procesos dentro de las empresas también podría provocar serios problemas económicos dentro de los estados y podría afectar no solo la vida familiar, sino el consumo.
Sin embargo, hay algo que como seres humanos poseemos y que nunca podrá ser reemplazo por ninguna máquina ni robot: las relaciones humanas, el generar empatía y expresar nuestras emociones a través de nuestros cinco sentidos, así como nuestra capacidad para innovar y crear. A diferencia de las máquinas que pierden vigencia, se deprecian y se reemplazan, el cerebro humano y sus neuronas no solo no se deprecian sino que mientras más se le estimule mayor vitalidad tendrá a pesar del paso de los años.
Para crecer, como empresa y como personas necesitamos estimular esta parte creativa y humana en las personas, estimular la creatividad, la innovación y poner el foco en la empatía y relaciones humanas tanto de nuestros clientes internos como externos.
A diferencia del personaje de Charlie Chaplin en el bello film de los años 30: “Tiempos Modernos” el cual sufre serios problemas psicológicos al trabajar durante una larga jornada laboral  realizando las mismas acciones repetitivas durante todos los días y durante todos los años, ya no estamos en la era industrial, ni quiera estamos en la era del conocimiento pues esta ya se ha instaurado en nuestras vidas para no irse más. Estamos en la era de la gestión del conocimiento, en la era del cómo hago yo como persona y como empresa para seleccionar y gestionar dicho conocimiento adquirido y hacerlo relevante  tanto a la empresa como a nuestra vida misma.
Obtener títulos, maestrías o cursos de capacitación resulta insuficiente no solo para poder seleccionar y reclutar un nuevo colaborador sino a la vez para obtener resultados favorables dentro de la empresa. El saber gestionar el conocimiento, el poseer habilidades sociales dentro y fuera al ámbito laboral son tan o más indispensables como la experiencia o los estudios académicos.
Raquel Roca, periodista española, tanto en su libro Knowmads como en sus artículos, entrevistas y conferencias suele decir algo muy cierto: "Hasta ahora los trabajadores hemos sido operarios. Las empresas buscaban rendimiento, funcionalidad… Se dejaba de lado la parte humana. Por fin llegamos a un momento en el que las nuevas tecnologías nos permiten tener al ser humano en el centro, por ejemplo flexibilizando los horarios a través del trabajo en virtual" y es cierto. Cada día y es una realidad en nuestra sociedad, los “beneficios laborales” o “salariales” son y serán cada vez más insuficientes para retener el talento. Para aquellas personas cuya visión de las empresas y los negocios ya no está enmarcada en la era industrial sino en la era de la gestión del conocimiento, (los cuales con el paso de los años van aumentando velozmente) el tener la libertad para crear e innovar, no disponer de un horario fijo (ni siquiera de un centro laboral o espacio físico fijo) y ser valorado en base a resultados y no en base a horas trabajadas ni tiempos será fundamental.
Aquellos nuevos trabajadores ya no se limitan en tiempo, son autodidactas, les encanta el conocimiento y no limitan ello a una sola área sino que la expanden, no tienen miedo a equivocarse y toman los errores como aprendizajes y como parte del crecimiento. Aquellas personas viven y se estimulan de las relaciones humanas y la libertad, no son celosos en ocular su conocimiento sino que lo comparten y retroalimentan: viven desde la abundancia.
En LQ: Laboratorio de ideas, ayudamos a empresas y personas a seleccionar y gestionar el conocimiento para hacerlo relevante en la vida personal y empresarial así como como capacitamos a gerentes respecto a cómo gestionar el talento de sus colaboradores y con ello conseguir no trabajadores sino colaboradores comprometidos y felices que lideren su evolución y desarrollo y que brinden lo mejor de su conocimiento, creatividad y talento al crecimiento de su segundo hogar: su espacio laboral.
Soy un cinéfilo empedernido y es el cine clásico y Charles Chaplin uno de mis preferidos. Desde aquí mi homenaje a este actor y visionario, quien al igual que en aquel otro maravilloso film: “El gran dictador”, supo mostrar una realidad social que muy pocas personas en dicha época supieron identificar a tiempo. Desde aquí mi homenaje a este brillante actor y director. Hoy los Charlot ya no serán torturados al trabajar largas jornadas de 8 horas realizando acciones repetitivas y poco creativas, hoy se les valorará por su conocimiento y su capacidad de gestionarlo e innovar. Hoy su salario monetario ya resulta insuficiente, hoy también poseen un salario de felicidad.
¿Y tú?, ¿En cuál era estás?.

domingo, 14 de febrero de 2016

El matrimonio no es el fin de la conquista

Pertenecemos a una cultura a la cual se nos ha dicho desde siempre que luego del matrimonio "vivieron felices para siempre" y sin embargo nunca nos han contado cómo se convive en matrimonio, cuantas veces sueles discutir porque él deja mojada la tapa del water, cuanto tiempo se demora ella en maquillarse, dónde deja tirada él las toallas o los calcetines o cuanto se demora ella en elegir una prenda.

Está demostrado científicamente que el amor nace desde el cerebro. Nuestro cuerpo se llena de hormonas que nos hacen incrementar la presión sanguínea, provocar sudor en las manos, rubor en la piel y taquicardia cada vez que estamos frente a nuestra pareja. El deseo sexual se incrementa, nuestra euforia aumenta, se cambia nuestro humor, somos los "Reyes del mundo" como decía Leonardo di Caprio en el Titanic (antes de hundirse claro).

Científicos aseguran que los compuestos químicos que el cuerpo segrega cuando está enamorado suelen ser tan o más adictivos que una droga y sin embargo también están de acuerdo que esta "droga" únicamente permanece en el cuerpo del enamorado a lo más 4 años. No es casual entonces que según el portal de citas extramatrimoniales Ashley Madison, los latinos empiezan a buscar otras mujeres luego de 4 0 5 años de matrimonio. Biológicamente es muy difícil que un cuerpo pueda resistir más de 4 años con este cóctel hormonal pues sus niveles de stress serían elevados y podría colapsar.

Sin embargo ¿Qué mantiene unidas a las parejas durante tantos años?, ¿cómo es posible que existan parejas que se mantengan juntos, felices y fieles durante décadas e incluso puedan morir de amor cuando uno de ellos parte?.

Científicos e investigadores están de acuerdo que con el tiempo las parejas llegan a una nueva fase, la fase del apego, el cual si bien no posee el cóctel hormonal estresante de la fase de la pasión, une más a las parejas.

Nos une durante esta fase a la pareja no solamente el tema de la familia o los hijos, sino también la calma, la seguridad, la estabilidad, la admiración, el respeto, el compromiso, la ternura, el amor y la complicidad en la pareja. La pasión sexual, si bien ya no tan intensa como en los primeros años, no por ello deja de ser menos placentera. El amor y la ternura permanece, ya no existe tanta euforia y sin embargo la sensación de confianza y plenitud se mantienen. Un abrazo o una caricia pueden ser tan o más placenteros que un orgasmo. La pareja deja de idealizarse para convertirse en humana, con defectos y con virtudes y a pesar de ello o junto a ello, quererla aún más.

Recuerdo hoy aquel memorable discurso de Spencer Tracy en aquel maravilloso film de los años 60  Adivina quien viene a cenar esta noche en donde responde a una señora que lo acusa de ser un viejo acabado que ya no recuerda lo que es el amor y lo que siente un joven enamorado: "Sé exactamente lo que él siente por ella y no hay nada, absolutamente nada que su hijo sienta por mi hija que yo no siente por Cristina. ¿Viejo?, Si, ¿Acabado?, ciertamente, pero puedo decirle que los recuerdos aún existen, claros, intactos, indestructibles, y seguirán ahí aunque viva 110 años...lo único que importa es lo que ellos sientan el uno por el otro y si es la mitad de lo que nosotros sentimos, eso ya es demasiado".

Existe una hormona que nunca debe faltar en las parejas y es la oxitocina, la hormona del amor, la hormona que nos aleja de la rutina y del stress, la hormona que se activa en cada caricia y cada abrazo. Solemos creer internamente que el matrimonio es un fin y un objetivo y sin embargo es simplemente una parte dentro de un camino que decidimos recorrer y que no solo no se termina nunca sino que cada vez se enriquece mucho más.

No es el tiempo quien diluye al amor, sino nuestra falta de enfoque hacia el camino emprendido. Recuerda entonces, el matrimonio no es el fin de la conquista, se conquista todos los días.