domingo, 23 de noviembre de 2014

La importancia de disfrutar el proceso y no solo el objetivo

Suelen educarnos para creer que la felicidad y el placer se encuentra en el resultado y no en el proceso. En la escuela nos enseñan a estudiar muy duro para obtener una alta calificación, en el trabajo nos estimulan a dar lo mejor que tengamos para alcanzar una cuota de venta o un objetivo planificado, en el deporta nos dicen que la gloria está en el triunfo, en la vida de pareja damos todo por conseguir el amor de un hombre o una mujer con el fin de alcanzar nuestro objetivo final: matrimonio, en el sexo solemos darlo todo para alcanzar un orgasmo como si todo el placer de un encuentro sexual se basa en el orgasmo, etc.

Somos una generación educada para creer que la felicidad y el placer se encuentra en el resultado y no en el proceso y por ello millones de personas se entregan al máximo diariamente para alcanzar dicho resultado. Lo malo es que la alegría o el placer que genera ese resultado es simplemente momentáneo y posteriormente la misma persona tendrá que volver a trabajar duro  por conseguir un nuevo resultado el cual disfrutará nuevamente muy brevemente.

El mayor de los errores que solemos cometer es que cargamos demasiadas esperanzas y expectativas en dicho resultado y al hacerlo dejamos de disfrutar del proceso pues nuestra felicidad y placer depende únicamente de dicho resultado. Si lo conseguimos, maravilloso, tenemos un día o unas horas de placer y éxtasis absoluto, si no o conseguimos depresión total. Curiosamente, cuando dejamos de darle tanta importancia al resultado y empezamos a disfrutar del proceso es cuando más fácilmente llegamos a ese resultado.

Nuestra vida es como el agua que corre por un río, muchas veces somos nosotros los que solemos poner piedras en el camino y al hacerlo, hacemos que el agua de dicho río no fluya con naturalidad. Eso pasa al centrarse en el resultado. Al depositar tanta expectativa en él, al depender tanto de él, solemos llenarnos de miedos y creencias limitantes para defendernos si es que no llegamos a ese resultado y hacerlo, colocamos piedras en ese camino para llegar al objetivo.

Cuando nos despreocupamos del objetivo, comenzamos a despejar las piedras del camino y el agua fluye con mayor rapidez y naturalidad, llegando más rápidamente a dicho objetivo y disfrutando de todo el proceso para alcanzarlo.

Seamos agua, nuestra vida es única, corta e irrepetible, aprendamos a disfrutar de procesos y no de resultados y verás que nuestra felicidad ni placer será tan corta.

Luis Quiroz
Coach y asesor en bienestar y gestión de la felicidad
Autor del libro: “Vivir feliz”


luisqm320@hotmail.com, 955455778 (Lima-Perú)

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